De gatos y lagarteranas

Vi el brillo naranja en el fondo de aquel túnel y comprendí automáticamente que mi senectud me había llevado por fin a la muerte. Pero los automatismos son tramposos. Mi pensamiento automático me había hecho pensar mal, muy mal. No señor, no estaba muerta. Estaba viva y, además, con ese monísimo traje de lagarterana con bordados naranja que me había colocado con bastante poco arte para ir a ese baile de disfraces.

Creo que todo era fruto del mucho calor de los refajos y de los sudores, que me habían dejado exhausta y estaba viendo espejismos de carretera nocturna.

Lo del fondo del túnel era la luz de una vulgar grúa que estaba cargando un coche.

Como soy muy civilizada, paré al lado y me ofrecí por si necesitaban ayuda. Yo siempre ofrezco mi ayuda, sea para lo que sea. Y el resto de la humanidad tiene el mal gusto de utilizarme para todo, sea para lo que sea. Así que allí me vi con mi trajecito de lagarterana, mis media de punto grueso, mi toca en el pelo y mi cara de usuaria de personas necesitadas (cada uno salva su alma como puede, ¡leñe!).

Empujar un coche a las 3 de la madrugada porque al de la grúa se le había estropeado el sistema elevador (o elevatriz, que diría Alonso), tiene tarea. Además, me daba la risa. Y cuando se me cayó la rueda del coche en el tobillo izquierdo, me dio la risa aún más, pero con lágrimas.

No, no vayáis a pensar que cejé en mi empeño. Salvo los relatos, suelo terminar todo lo que me propongo. El coche estuvo colocadito finalmente en lo alto de la grúa a pesar de todo. El de la grúa me agradeció con indulgencias plenarias todo mi esfuerzo y me regaló un gato.

No estuvo mal la cosa, porque a los 3 km se me pinchó una rueda. Y lo de llevar un gato, aparte del trajecito de lagarterana con bordaditos de naranja hilo de seda, suele ser muy útil para estos menesteres.

Ahora viajo en coche de policía. También tiene lucecitas, y me han prometido que me tratarán bien, muy bien.

Os escribiré desde el hospital, creo que me llevan a Agudos de Psiquiatría. No sé si los ordenadores de allí tendrán powerpoint para que os incluya unas diapositivas con mi traje.

Besos por si acaso.

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Foto: Escenas típicas, Museo Marcial Moreno Pascual

10 comentarios sobre “De gatos y lagarteranas

  1. En cierta ocasión viajé a una fiesta de disfraces vestido de angelito; menos mal que no tuve ningún piñazo sino seguro que en lugar de llevarme al hospital, me mandan directamente al cielo. Así que hay que pensarse muy bien el traje que nos vamos a poner antes de coger el volante.Buena manera de empezar la mañanaUn beso

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  2. En cierta ocasión viajé a una fiesta de disfraces vestido de angelito; menos mal que no tuve ningún piñazo sino seguro que en lugar de llevarme al hospital, me mandan directamente al cielo. Así que hay que pensarse muy bien el traje que nos vamos a poner antes de coger el volante.Buena manera de empezar la mañanaUn beso

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  3. Qué barbaridad!!! Y todo por hacer de samaritana con traje tradicional!! Si es que te lo tengo dicho: lo tuyo es hacerla la vida imposible a la gente!!!! A ver cuándo me haces caso!!!Un beso malévolo.

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  4. Qué barbaridad!!! Y todo por hacer de samaritana con traje tradicional!! Si es que te lo tengo dicho: lo tuyo es hacerla la vida imposible a la gente!!!! A ver cuándo me haces caso!!!Un beso malévolo.

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